Un joven estudiante americano ha descubierto un nuevo método para hacer trampas durante las partidas, un sistema que aún es investigado. En una racha triunfal de doce torneos seguidos, Clark R. Smiley (con R de roedor) ganó nueve y quedó segundo en los otros tres, sin que nadie se explicara cómo, ante rivales mucho mejor cualificados. La Federación de Virginia lo suspendió en marzo y el caso está en manos de laFederación de Estados Unidos. Se sabe que usó un dispositivo electrónico, pero poco más.
La pasada primavera, en la final del campeonato escolar de Virginia, Smiley prácticamente se reía de sus rivales, aunque le sacaran más de 300 puntos Elo. El chaval empleaba un estilo de juego ultra-agresivo, como el que emplean a menudo las máquinas, capaces de calcular con precisión en las posiciones más complejas. Una de sus víctimas recuerda que sentía que lo estaba machacando un jugador en teoría más débil, como cuentan en la página deportiva Grantland.com.
En la final, cuando su enésimo rival, Quentin Moore, estaba a punto de rendirse después de unas pocas jugadas, el director del torneo, Robert Getty, reparó por fin en que Smiley toqueteaba demasiado sueNotate. Se trata de una especie de minitableta de la marca Dell aprobada por la USCF y utilizada cada vez por más chavales para anotar las jugadas. En teoría está diseñada a prueba de trampas. Pese a todo, al director le asombraba que Moore, un jugador brillante, estuviera recibiendo semejante paliza de un desconocido.
Getty le pidió a Smiley su PDA y este se negó. Después de unos segundos incómodos, el director se hizo con el cacharro y descubrió en lugar de la planilla electrónica se encontró con una variante del conocido programa Fritz analizando como loco variantes de la partida en juego. Al final, Clark Smiley admitió que había estado haciendo trampas, aunque no sin recurrir al clásico «es la primera vez».
Según el presidente de la Federación de los Estados Unidos, Bill Hall, Smiley es el tramposo más precoz que ha conocido. También es el primer fullero capaz de manipular un aparato certificado y convertirlo en una máquina de dar jaques. Ahora se enfrenta a una posible suspensión de por vida, aunque su madre alega que solo es un muchacho que ha cometido un error. La Federación americana, entretanto, trata de averiguar si el dispositivo fue pirateado para permitir que «corriera» en él el programa descubierto, posibilidad que la compañía fabricante niega.
Hay muchos precedentes de jugadores tramposos, pero en Estados Unidos el más célebre es el que protagonizó un tal Steve Rosenberg en el Torneo Abierto de Filadelfia de 2006, en aquella ocasión con un premio en juego de 18.000 dólares. Rosenberg, en teoría un ajedrecista mediocre, ganó 18 partidas seguidas hasta que le descubrieron un miniauricular escondido en un oído. Intentó pasar por sordo, pero pronto se vio que era un Phonito (se llamaba así de verdad) como el que usan algunos ciclistas para recibir instrucciones de sus directores de equipo.
La pasada primavera, en la final del campeonato escolar de Virginia, Smiley prácticamente se reía de sus rivales, aunque le sacaran más de 300 puntos Elo. El chaval empleaba un estilo de juego ultra-agresivo, como el que emplean a menudo las máquinas, capaces de calcular con precisión en las posiciones más complejas. Una de sus víctimas recuerda que sentía que lo estaba machacando un jugador en teoría más débil, como cuentan en la página deportiva Grantland.com.
En la final, cuando su enésimo rival, Quentin Moore, estaba a punto de rendirse después de unas pocas jugadas, el director del torneo, Robert Getty, reparó por fin en que Smiley toqueteaba demasiado sueNotate. Se trata de una especie de minitableta de la marca Dell aprobada por la USCF y utilizada cada vez por más chavales para anotar las jugadas. En teoría está diseñada a prueba de trampas. Pese a todo, al director le asombraba que Moore, un jugador brillante, estuviera recibiendo semejante paliza de un desconocido.
Getty le pidió a Smiley su PDA y este se negó. Después de unos segundos incómodos, el director se hizo con el cacharro y descubrió en lugar de la planilla electrónica se encontró con una variante del conocido programa Fritz analizando como loco variantes de la partida en juego. Al final, Clark Smiley admitió que había estado haciendo trampas, aunque no sin recurrir al clásico «es la primera vez».
Según el presidente de la Federación de los Estados Unidos, Bill Hall, Smiley es el tramposo más precoz que ha conocido. También es el primer fullero capaz de manipular un aparato certificado y convertirlo en una máquina de dar jaques. Ahora se enfrenta a una posible suspensión de por vida, aunque su madre alega que solo es un muchacho que ha cometido un error. La Federación americana, entretanto, trata de averiguar si el dispositivo fue pirateado para permitir que «corriera» en él el programa descubierto, posibilidad que la compañía fabricante niega.
Hay muchos precedentes de jugadores tramposos, pero en Estados Unidos el más célebre es el que protagonizó un tal Steve Rosenberg en el Torneo Abierto de Filadelfia de 2006, en aquella ocasión con un premio en juego de 18.000 dólares. Rosenberg, en teoría un ajedrecista mediocre, ganó 18 partidas seguidas hasta que le descubrieron un miniauricular escondido en un oído. Intentó pasar por sordo, pero pronto se vio que era un Phonito (se llamaba así de verdad) como el que usan algunos ciclistas para recibir instrucciones de sus directores de equipo.
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